EL
ADOLESCENTE
No sucedió cuando era un niño. No sucedió cuando era un hombre. Ocurrió
en aquellos momentos de la vida en que un niño deja de ser un niño sin llegar a
ser un hombre.
Tenía muchos padres y también, muchas madres y, por supuesto, muchos
hermanos y hermanas, pero siempre se sintió solo.
No fue un hecho sin importancia. Fue un suceso que ocurrió la noche en
que Mario, un adolescente huérfano, no acudió a su casa. Huyó buscando
respuestas.
Su madre, que no era su madre, se asustó. Su padre, que no era su padre,
se alarmó. Su hermano, que no era su hermano, no entendía nada. Su mejor amiga
subió las escaleras y entró en la habitación de Mario. Dejó sobre la cama el
peluche favorito, que trajo de su casa, y sonrió. Los platos del platero
estallaron al unísono. El sonido de una trompeta sonó distante al otro lado de
la muralla que no tenía ciudad que resguardar.
Si huyó, huyó porque quiso. Si escapó, escapó de sí mismo.
Todo es un puro por qué y, al mismo tiempo, un puro disparate. La vida es
por qué y, también, cómo, y dónde, y cuándo –pensó.
Todo es nada cuando se es un adolescente huido, cuando no perdido.
Desde su escondite, el muchacho sopló la boquilla de metal de su
trompeta. Un sonido hueco inundó la habitación deshilachada. Sonaba a esperanza,
pero estaba falto de ilusión.
El mundo es eterno –se dijo–, yo imperfecto para la eternidad.
Al día siguiente, regresó a casa con su trompeta y sus respuestas.
Libro de relatos: "Nostrum"" de Juan E. Liébana Cazalla
Libro de relatos: "Nostrum"" de Juan E. Liébana Cazalla
Relato: El adolescente