miércoles, 4 de mayo de 2016

Seis disparos



Abrió la puerta. Estaba decidida a quebrar aquella agonía permanente que la asfixiaba. 

No despertaría más en la madrugada sobresaltada y sudorosa, presintiendo el sufrimiento por llegar, la desesperación callada martilleando sus sienes.
 
Entró en el salón. Su padre leía un periódico. Su madre, a escasos metros de su marido, cosía.

       Levantó el revolver de tambor de seis disparos. Apuntó a su padre. Cerró los ojos. 
Oyó a su madre decir: «no» antes de sentir el retroceso y el golpe seco de la primera detonación, luego la segunda, la tercera, hasta vaciar el cargador rotatorio.

       Abrió los ojos. Su madre, inocente pero cómplice, yacía muerta delante de ella. Su padre, culpable, movía una pierna con el último estertor.

Se le nubló la vista. Una lágrima rodó. Todo había terminado. Bajó la mano asesina. Cerró la puerta y toda dicha para su vida.


                           Relato selecionado para la II Antología de relato breve contemporánea.